"He oído sus gritos contra los opresores y he bajado a liberarlos"

(Ex 3, 7-8)

Los Nuevos Dones del Espíritu Santo


Los creyentes reconocemos que Dios mismo es el origen de la capacidad de amar, disfrutar y hacer el bien que existen en el corazón de todo ser humano. Creemos que el Espíritu Santo es el origen de estos dones, más aún, que el mismo Espíritu Santo, él mismo, es el Don de Dios para el ser humano.
Según la teología clásica, el ser humano se construye en torno a las virtudes teologales: fe,esperanza y caridad; y con la virtudes cardinales o centrales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza. A ellos se añadía una lista de siete dones del Espíritu Santo: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios que provienen de la cita de Is 11,1-2 (Ver Gal 5,22-23; Col 3,12-15).
Esta lista de dones ha sido muy estudiada y se ha intentado explicar en qué consiste cada uno cuando, en realidad, son términos acumulados sobre el conocimiento y sobre la vivencia espiritual, con la fortaleza en el centro.

Hoy en día damos mucho más trabajo al Espíritu Santo, y somos más sensibles a la humanización que promueve en nosotros. Por eso, tras la reflexión en la octava de Pentecostés, proponemos una nueva lista de dones, dones que siempre repartió el Consolador de Dios, pero mucho más necesarios para una vida agitada y urbana, para alumnos y profesores, padres e hijos, conductores y empleados,... todos envueltos en la vorágine y la individualidad del siglo XXI.

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