"He oído sus gritos contra los opresores y he bajado a liberarlos"

(Ex 3, 7-8)

Tiempo de cambiar

Del Profeta Joel (2,12-18):
«Ahora, oráculo del Señor, convertíos a mí de todo corazón con ayuno, con llanto, con luto. Rasgad los corazones y no las vestiduras; convertíos al Señor, Dios vuestro, porque es compasivo y misericordioso, lento a la cólera, rico en piedad; y se arrepiente de las amenazas.» Tocad la trompeta en Sión, proclamad el ayuno, convocad la reunión. Congregad al pueblo, santificad la asamblea... y digan: «Perdona, Señor, a tu pueblo; El Señor tenga amor por su tierra, y perdone a su pueblo.»

Reflexión
Al recibir la ceniza nos dicen: "Conviértete y cree en el Evangelio", o "Recuerda que eres polvo y en polvo te convertirás".
Esta última era la frase con la que se ponía la ceniza antes. Un poco macabra (oscura, pesimista), porque quería recordarnos que somos seres materiales que hemos de morir un día y eso nos hace ver las cosas que hacemos de manera distinta.

Al recibir la ceniza, el cristiano asume un viejo gesto de conversión, que va en sentido contrario de los adornos que nos ponemos para reforzar la imagen que damos a los demás. Es un signo de la realidad que normalmente ocultamos y disimulamos: los enfados, la tristeza, la falta de dominio sobre nuestros propósitos o nuestro carácter... en todo ello acabamos cayendo tarde o temprano, en lo que llamamos pecado.
Y nosotros queremos salir del pecado, liberarnos para poder volver a la paz y al camino de la felicidad.

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